By Jaider Espinosa Estudiante de la Maestría en Innovación Educativa.
Este proyecto se desarrolla en una institución educativa pública, grande y de gran prestigio en un municipio del norte del Valle del Cauca. Con más de 100 años de historia, esta institución es un emblema para la región, reconocida por haber formado a figuras importantes y, más recientemente, por su vocación deportiva y sus logros en campeonatos nacionales y regionales.
La sede principal, con una matrícula de más de mil estudiantes, alberga a los alumnos de 6° a 11°. Específicamente, los estudiantes de grado undécimo son el foco de este proyecto, ya que en este grupo se ha identificado una marcada apatía hacia las tareas académicas. A pesar de contar con amplias instalaciones y un cuerpo docente de más de 80 profesionales, esta problemática aparece, afectando su desempeño y su preparación para el futuro. El desafío es transformar esta situación, aprovechando los recursos y la historia de la institución para revitalizar el interés por el aprendizaje.
En el proceso de innovación educativa se elaboraron interrogantes relacionados con lo que sienten los estudiantes al momento de que se le dejan tareas en las asignaturas del colegio. Los cuestionarios fueron hechos a 4 estudiantes del grado once escogidos al azar. El objetivo de las entrevistas fue que los estudiantes expresaran de manera escrita y directa las motivaciones, las frustraciones y las percepciones de la relevancia de las tareas.
Con el ejercicio de los cuestionarios se ha evidenciado aspectos muy significativos para entender el pensamiento y sentir de los estudiantes. El común denominador es falta de motivación para realizar tareas por fuera del aula de clase, para ellos es tiempo adicional que los mantiene conectados al aula de clase; la desconexión de las tareas con el conjunto de su proceso educativo es evidente; ven una falta de conexión con su vida real y cotidiana y sienten que no les ayuda a profundizar sino a robustecer su cumplimento mecánico para graduarse.
Reflexiones y desafíos docentes
Las entrevistas han abierto un enorme interrogante en mi desarrollo como docente: ¿por qué los estudiantes no cuestionan a los profesores sobre el propósito de las tareas? ¿Qué señales debe enviar un docente para que los estudiantes se sientan con la confianza de cuestionar cualquier aspecto de la clase? ¿Por qué la forma escrita les da un mayor grado de confianza para criticar las tareas?
Todas estas preguntas traen consigo enormes desafíos para el cuerpo docente y ponen en entredicho la misma estructura curricular de la institución. Cuestionar las motivaciones de las tareas en mi clase me relaciona directamente con las tareas de mis colegas. La transdisciplinariedad de las tareas a menudo no existe, ya que no hay un espacio de diálogo para tratar estos puntos concretos. Además, los canales para la participación de los estudiantes en la base curricular de las asignaturas anuales tampoco parecen existir, por lo que se hace necesario construirlos.
El camino hacia la transformación
Empezar a transformar este estado de cosas trae desafíos enormes. Para la institución, el reto es construir un ambiente de responsabilidad en el estudiantado, quitando poco a poco la idea de que las tareas son un "relleno." El desafío principal es hacer que sean relevantes para su vida real y su futuro a corto o mediano plazo.
Con un buen proyecto de innovación educativa, el foco del proceso de aprendizaje se traslada poco a poco hacia el estudiante y se desconcentra del profesor. Darles buenas herramientas los empoderará y los hará partícipes activos de su proceso educativo. Su apatía puede ser transformada, y el cambio se reflejará no solo en el valor de sus notas, sino en su estado de ánimo y en su percepción del aprendizaje. Sin lugar a dudas, emprender estos cambios implicará una serie de retos. Un buen proyecto de innovación educativa debe desplazar el foco de atención en los resultados de las tareas para resolver un problema de raíz: la falta de significado.
El actor principal del proyecto, sin duda, son los estudiantes. Y aquí está, a su vez, el primer reto: ¿qué mecanismos se pueden crear para involucrarlos? El otro actor igual de importante son los docentes, cuya disponibilidad y disposición para probar nuevas metodologías será fundamental y afectará directamente los resultados del proyecto.
Sin el apoyo de los directivos tampoco se pueden pensar los cambios. Su permiso y, sobre todo, su respaldo institucional para discutir aspectos curriculares y estructurales es fundamental. El apoyo de los padres de familia también es importante, ya que las tareas están relacionadas directamente con espacios y dinámicas en el hogar. Ellos también deben ser informados sobre el proyecto.
Finalmente, los recursos no humanos son de vital importancia. La adecuación de aulas para trabajar en grupo, los recursos didácticos y tecnológicos (como la utilización de software) son clave para lograr la transformación.
Principales hallazgos y pasos a seguir.
Uno de los mayores y más relevantes hallazgos es la rigidez estructural del currículo, que afecta tanto a directivos como a docentes. La no participación del estudiantado en el diseño curricular también es un hallazgo importante, lo que ayuda a explicar la falta de motivación de los estudiantes. Su apatía no es una reacción personal, sino la respuesta a un sistema que no se conecta con su vida práctica o cotidiana.
Sería interesante socializar todos estos hallazgos con el cuerpo docente y los directivos inicialmente. Poner en el centro de la discusión el sentir de los estudiantes y hacer un ejercicio para que se "pongan en los zapatos del estudiante" es un paso crucial. Una vez sensibilizados, será viable conseguir aliados para continuar con el proyecto. Con un equipo de trabajo, se podrá empezar a implementar un plan piloto para iniciar la innovación