By. Jaider E. Valencia, Politólogo
La última gran excusa de los
Planificadores del sistema masivo en Cali está a punto de venirse abajo. Los
llamados corredores exclusivos por donde se mueven los buses articulados van a
quedar como adorno en el momento que se ponga a funcionar toda la flota de
buses azules.
Nos vendieron un sistema montados
en la famosa escusa de modernizar el transporte público en la ciudad. Nos
dijeron básicamente que éste seria “más eficiente”, menos contaminante y con
aire acondicionado. ¿Qué caleño podría resistirse a semejante sueño?
Los mismo carriles por donde se
movían los buses tradicionales empezaron a ser demolidos para construir desde
cero las famosas calles exclusivas por donde transitarían los MIOS. Cuando los
transportadores y algunas personas en su momento empezaron a dudar de la
exclusividad, los administradores de la ciudad respondieron que los buses
tradicionales no pasarían por esas vías ni por sus alrededores nunca más; y que
además la carrera primera y calle 5 quedarían solo para el transporte privado y
de particulares, lo que significaría mayor movilidad de éstos (ahora ni una
ambulancia pasa por la primera)
Cuando se empezaron a ver las
famosas lozas del MIO, la siguiente pregunta del ciudadano de a pie fue: y
cuánto costará el pasaje. La respuesta: ¡los primero meses serán gratis! ¿Y
después?, replicaba la gente. Sin sonrojarse y sin escrúpulos los
administradores contestaron: mil quinientos pesitos. Es decir, igual de caro
que los buses tradicionales, con el agravante de que había que adquirir la
tarjeta inteligente por un costo de tres mil pesos. Aquí la eficiencia recibió
su primer golpe.
Cuando se iniciaron los primeros
viajes promocionales del “sistema masivo” los caleños miraron asombrados el sin
números de paradas que debían realizar los articulados. La Ruta T31 por ejemplo,
en un recorrido no mayor a 25 kilómetros debía hacer un promedio de 30 paradas
sumando estaciones y semáforos, lo que significaba concretamente atravesar la
ciudad de la 14 de Calima hasta la Universidad del Valle en un tiempo mayor a
una hora, el doble de tiempo que invierte la buseta tradicional ruta 4 de la
Pance, perfecta para los universitarios. He aquí otro golpe grande para la
eficiencia del sistema.
Luego de poner andar el sistema,
cobrando los 1500 pesos sin ningún mecanismo de tarifa diferencial, la gente
con tarjeta inteligente debió someterse a lo que graciosamente los funcionarios
de METROCALI denominaron “mayor cantidad de horas dedicadas a actividades
deportivas” : el usuario del MIO debía salir de su casa, a buscar no la calle
principal sino la estación o el lugar donde arranque o paren los articulados,
es decir, debía madrugar mas; debía hacer cola para recargar la tarjeta, luego
hacer cola para entrar al sistema y luego esperar la ruta que lo dejara cerca
al lugar de destino. Amen si el usuario debía coger un “alimentador”, que por
naturaleza manejan una frecuencia menor que los azules. Tercer golpe a la
eficiencia.
Al poco tiempo de implementado el
sistema la gente empezó a comprar bicicleta o moto o abordar los buses
tradicionales para ahorrar un poco más de tiempo y dinero, sin contar la
excelente cantidad de rutas piratas que se multiplicaron en Cali. Ya se había creado
un descontento por la implementación del sistema y por las mentiras con las que
lo vendieron.
Hoy en día, el pasaje cuesta 1600
pesos, ninguna de las estaciones resiste el tráfico de pasajeros en las horas
pico, la estación del centro y la denominada “torre de Cali” por ejemplo, que
debían ser unas de las más grandes, son paradójicamente las más pequeñas. En
estas estaciones los buses azules deben esperar una larga cola de articulados
que “dejan” pasajeros y que a su vez recogen pasajeros. Ni que hablar de la
ridícula campaña de “cultura del mio” impulsada por los prepotentes de
metrocali que piensan organizar filas de usuarios donde objetivamente es
imposible hacerlo por la diversidad de rutas que pasan en una misma estación.
El Mio se ha vuelto masivo en un
solo sentido, los usuarios viajan como sardinas enlatadas siempre en las horas
pico. Ya se imaginaran los buses verdes que no tiene aire acondicionado y de
los azules cuando el sistema de aire falla. Las caras de tortura de los
usuarios por la frecuencia de las rutas, las descoordinación permanente de los
tableros que anuncian la llegada de rutas y la desinformación en los cambios de
recorrido de las rutas, son en verdad lo nuevo que hay en la cultura del MIO.
En resumidas cuentas, el MIO es
un fiasco. Es un ejemplo más del desconocimiento que tienen los gobernantes de
turno de la ciudad. Es un ejemplo más del proceso de privatización que el
sector público está viviendo en todo el país. Es un ejemplo más de las nuevas
formas que está adoptando el capital financiero para exprimirles el bolsillo a
los ciudadanos.
Sacar todas las rutas
tradicionales para que funcione el MIO por todas las calles de Cali, no es una
desproporción, es una bomba de tiempo como lo demostró el paro de
transportadores de hoy. Ya se organizaron ellos, ¿hará falta organizar a los
usuarios? Recordemos que 40% de ellos son estudiantes.
1 comentarios:
Muy buen articulo, muy interesante y totalmente deacuerdo
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