By: Luis Angel Muñoz.
Acierta el Museo La Tertulia durante estos días decembrina y en vísperas de la feria de Cali, con las exposiciones “Revelado” de Fernell Franco y “Crimen perfecto” de Éver Astudillo, porque quiere enseñarnos que las bellas artes no repelen con los desfiles populares, ni con el título de “Capital de la salsa”.
La Tertulia nos incita a sentir a una Santiago de Cali artística e incluyente, porque así como a las calles también se volcán los intelectuales y las familias prestigiosas, confundidas entre el jolgorio popular de los desfiles y verbenas, el museo puede abrir sus puertas al público raso para que también aprenda a estimular sus espíritus con lo bello.
Qué interesante que los niños nacidos con el chip incorporado y que manejan con destreza las cámaras de sus celulares, tengan la oportunidad de observar estas fotografías a blanco y negro sobre la Cali de los años 70, reveladas en cuartos oscuros y copiadas tras sumergirlas en platón con agua. Una experiencia admirable sería estar muy atentos a la reacción de nuestros nietos, comprobando si difieren con la curiosidad de otrora. Recuerdo que de adolescentes a primera vista poco diferenciábamos entre las fotografías de Fernell Franco y los dibujos al carboncillo de Ever Astudillo.
Esta exposición completa la trilogía emblemática caleña: salsa, cine y arte. La Tertulia con su exposición nos sensibiliza sobre que, además de los grandes bailaderos, del Grupo Niche de Jairo Varela y del cine de Andrés Caicedo, Luis Ospina y Carlos Mayolo, nuestra identidad caleña también quedó plasmada en el arte testimonial de Éver Astudillo y Fernell Franco.
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