MocKus , el prestidigitador



Apartes de un artículo Publicado
Por: Francisco Cabrera

Quien vive su cuarto de hora es Mockus. En los sondeos revelados en la última semana, el profesor se sitúa a un punto escaso de Santos en la primera vuelta, y, por primera vez, aparece alguien que derrotaría al candidato de Uribe en la segunda. El crecimiento del fervor por el ex alcalde corre paralelo con el abandono del respaldo a Uribe por parte de importantes medios y círculos del gran capital. Hace apenas unos meses era impensable un editorial de Juan Gossaín en RCN —cadena del grupo Ardila Lule a la que por su uribismo se la llegó a llamar Radio Casa de Nariño—, como el que pronunció el 13 de abril basado en los documentos incautados por la Fiscalía en las oficinas del DAS, editorial en el que tilda de monstruosos los planes de sabotaje contra la oposición, jueces, periodistas y ONG urdidos por ese Departamento adscrito a la presidencia, y clama porque se investigue y se revele quién los ordenó.

En las columnas de opinión de El Espectador, el periódico del grupo Santodomingo, las críticas al gobierno y el entusiasmo por los verdes son casi unánimes; para la muestra veamos lo que dice otra uribista conversa, María Elvira Samper, en su columna del pasado 24 de abril: “La campaña no se está definiendo entre izquierda y derecha. Tampoco entre uribismo y antiuribismo: Mockus y su coequipero Fajardo no mordieron la manzana del antiuribismo, que es minoritario en el país (…) La alternativa no es el falso dilema seguridad vs. Negociación con las Farc. La campaña se libra entre la continuidad y el cambio en el estilo de hacer política y de ejercer el poder, entre la marrulla y la transparencia, entre el “todo vale” para obtener un fin y el respeto por la legalidad.” La tendencia se irá acentuando a medida que pasen los días, suba la temperatura de la campaña y comiencen a conocerse las opiniones favorables a Mockus en los influyentes medios estadounidenses, como la que dio a conocer The Wall Street Journal el 24 de abril: “Mockus se ha comprometido a continuar las exitosas políticas de seguridad interna manteniendo la mano dura contra los grupos guerrilleros izquierdistas, un mensaje dirigido a los votantes moderados y a Washington, que mantiene una estrecha relación con Uribe. ‘Es difícil recordar un avance tan sorprendente. Es un fenómeno’, dijo Michael Shifter, presidente de Inter-American Dialogue, un centro de investigaciones independiente con sede en Washington. ‘Ahora mismo los colombianos son una paradoja: en este caso, quieren continuidad y cambio al mismo tiempo. Les gustan las políticas de Uribe, pero están cansados de su estilo político desafiante’, dijo.”

Continuidad en el rumbo y cambio en el estilo es exactamente lo que ofrece Mockus. Lo que se ve como un “fenómeno” realmente tiene una explicación lógica y para llegar a ella se requiere destacar algunos aspectos de la historia del personaje.

Mockus fue el rector nombrado por César Gaviria para iniciar la reforma neoliberal de la Universidad Nacional. Por esa misma época se dictaron las leyes que pusieron en el mercado los servicios públicos, la salud y las universidades estatales, al igual que aquellas que reglamentaron la descentralización y el régimen especial para Bogotá ordenados por la Constitución de 1991. Poner en marcha aquel conjunto de reformas que se constituían en la base para una verdadera recolonización de Colombia por el imperialismo, como lo calificó acertadamente Francisco Mosquera en su momento, implicaba un enfrentamiento con la clase política tradicional, la cual fue sometida a una campaña sistemática de desprestigio. Desde el día en que se bajó los pantalones frente a una asamblea de 500 estudiantes siendo rector de la principal universidad del país para luego lanzar su candidatura a la alcaldía de la Capital, Mockus reveló una extraordinaria capacidad para entrar en sintonía con los medios a través de los símbolos y el espectáculo, y a la vez, interpretar las principales necesidades burguesas de la era de la globalización. Así inició una carrera en la que ha suplido la falta de maquinaria: de una parte, con la propaganda que le han brindado generosamente la televisión, la radio y la prensa, las cuales le ayudaron a forjar una imagen de antipolítico, y por la otra, ofreciendo “resultados” provechosos a los monopolios. Veamos algunos de ellos.

Mockus impuso por decreto, contra la voluntad del Concejo, su primer plan de desarrollo, que continuaba la obra de Jaime Castro tendiente a acondicionar la ciudad para la apertura. Luego, en un pulso con esa corporación, sacó adelante la venta de la Empresa de Energía en condiciones ampliamente beneficiosas para la multinacional Endesa y le entregó la planta de tratamiento de Tibitoc, patrimonio de la Empresa de Acueducto, a un consorcio francés, el cual, al poco tiempo, les elevó en ocho veces su valor el precio por metro cúbico de agua a la ciudad y a varios municipios del norte de la Sabana. En varias ocasiones intentó vender la Empresa de Teléfonos, pero se lo impidió el Cabildo Distrital. En el occidente de la ciudad puso en marcha un plan de reordenamiento que favoreció la instalación de parques industriales para la maquila y el desarrollo de grandes proyectos urbanísticos de vivienda especulativa, al tiempo que inició el desalojo de más de diez mil familias de la zona ribereña del Río Bogotá, lo que provocó la resistencia de sus habitantes, quienes, en junio de 1996, protagonizaron un impresionante paro cívico que involucró las localidades de Kennedy, Bosa, Fontibón, Engativá y Suba.

El hoy candidato de los verdes fue obsesivo con las cargas tributarias sobre el pueblo: elevó la sobretasa a la gasolina, el impuesto de industria y comercio y el predial y cobró mediante el sistema de valorización por beneficio local cuarenta obras que se hicieron en esos años, entre ellas la Avenida Ciudad de Cali. El impoluto profesor, para quien supuestamente los dineros públicos son sagrados, no se libró de los escándalos y terminó salpicado por algunas transacciones realizadas irregularmente en la Empresa de Acueducto, con lo cual se supo que en esa entidad, y en otras como la Secretaría de Hacienda y el IDU, se instalaron mesas de dinero en las que se especulaba en el mercado financiero poniendo en riesgo los dineros de los contribuyentes; Mockus no desmontó las mesas de dinero, pero sí salió en defensa del gerente de la empresa, Alejandro Deeb, quien por esos hechos estuvo varios días bajo arresto domiciliario.
En su primer mandato, Mockus reveló una actitud disolvente en torno a la unidad nacional. Decía que la globalización había convertido la ciudad en una suerte de barrio del mundo, y su Secretaria de Hacienda, Carmenza Saldías, llegó a plantear que el Distrito debía competir con la nación en la búsqueda de recursos y sacar ventaja de las dificultades que aquella pudiera enfrentar.

Finalmente, nuestro matemático, embriagado por su ascenso súbito al segundo cargo del país, no pudo resistirse a la tentación de ir por la presidencia de la república y en abril de 2007 renunció para lanzar su candidatura. En aquella oportunidad los electores lo castigaron con una pobre intención de voto por haber dejado tirado el puesto, y así, terminó aceptando ser fórmula a la vicepresidencia de Noemí Sanín, quien no pasó a la segunda vuelta en las elecciones que ganó Andrés Pastrana. Para expiar su pecado, Mockus realizó un ritual ante las cámaras y presentó por segunda vez su aspiración a la Alcaldía Distrital. Ganó nuevamente.

En el 2006 el ex alcalde volvió a lanzar su candidatura a la presidencia pero sólo obtuvo 146 mil votos. El favor de los medios, en un momento en el que Uribe tenía asegurada la reelección, estuvo del lado del ex magistrado Carlos Gaviria, candidato del Polo Democrático.
En la presente contienda, por primera vez, Mockus representa a un partido político. Cuando él, Peñalosa y Garzón se juntaron lo hicieron porque estaban identificados pues la política que habían desarrollado desde la alcaldía de Bogotá durante 13 años había sido una sola: la entrega de la ciudad al capital monopolista. Con las obvias diferencias de estilo personal, cada uno se había sentido en su momento heredero de la obra de su antecesor. Al unirse necesitaban adquirir una expresión política y la encontraron en el Partido Verde Opción Centro. No por el programa que esa colectividad tenía, lo cual les importaba un bledo, sino porque les urgía adueñarse del cascarón y de la personería jurídica. Todo fue producto de los afanes electorales del momento, pero contaron con la benévola ayuda de los medios, ¡otra vez los medios! quienes los bautizaron cariñosamente “los tres tenores” y les brindaron un cubrimiento permanente a sus correrías. Poco a poco el nuevo producto se fue aprestigiando en el mercado y cuando vinieron las consultas del 14 de marzo ya contaba con una importante aceptación principalmente entre los jóvenes. De allí vino la ofensiva por el voto de opinión que había estado con Fajardo en un principio, luego con Petro y hasta pocos días después del 14 de marzo con Noemí.

Si como muestran los sondeos la tendencia de Santos a la baja y de Mockus a ganar puntos continúa, es probable que el ex alcalde represente el fin del poder de la banda uribista. Dice la madre del profesor, que es escultora, que él “puede convertir una taza en una obra de arte”, pero para eso, “necesita una nube de fotógrafos”. Si gana el hijo de doña Nijole, para el pueblo no habrá alivio a sus padecimientos, pero habrá circo. Preparémonos, la función está por comenzar.

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