La crisis de un pequeño operador




SAntiago de Cali. El sistema de transporte masivo de Cali, MÍO, está a punto de frenarse. A Unimetro, uno de los cuatro socios operadores, se le agota el combustible.

Tres paros de sus conductores en menos de un mes por retrasos en el pago de primas y salarios, y tres multas de Metrocali que suman $3.000 millones le están fundiendo el motor.

La concesión a 20 años de Unimetro, empresa que tiene el 18% del negocio del MÍO, podría ser rescindida por física falta de plata. Porque sus socios, que son 460 pequeños propietarios de buses, no tienen con qué capitalizar la empresa. Y porque Unimetro no puede incorporar un socio estratégico que le dé respiro sino después de ocho años de corrida la concesión. Y ésta apenas arranca.

"El panorama es demasiado oscuro", reconoce el propio presidente de Unimetro, Hernando Grisales, porque como él mismo dice, "hay que hacer grandes inversiones y todo a través del crédito, pero con estos problemas la banca no está al alcance de todos los operadores..., sólo los que tengan mayores recursos podrán seguir", sentencia el transportador.

Lo cierto es que Unimetro no sabe si podrá mantenerse. Pero lo peor es que si continúa como va, el gran afectado será el propio sistema de transporte MÍO y con él la ciudad, ya que este operador maneja 99 de los 470 buses que tiene hoy el sistema.

Metrocali tendrá que decidir rápido qué hace para desvarar el MÍO de este lío, porque los males de Unimetro pueden generar una reacción en cadena que toque a los demás operadores. Así lo ve también Luis Eduardo Barrera, presidente de Metrocali, quien señala que "el problema de Unimetro es que no hizo un modelo financiero correcto ni se acompañó de personas que supieran del negocio".

Por eso, según los analistas, detrás de las dificultades de caja para operar que ya tiene, para Unimetro podría venir el cierre de créditos bancarios y de suministros como combustible y llantas, además de la sindicalización de los conductores que pone contra la pared a la compañía.

Como dice Grisales, el problema de Unimetro es de plata. No tiene con qué capitalizar y no tiene caja. Su capacidad de crédito está en el límite. Debe $40.000 millones y requiere $35.000 millones para seguir a la segunda fase. Está pidiendo un crédito adicional de $2.000 millones para fortalecer su administración, pero la operación no le da para autosostenerse.

Para lograrlo, sus socios tendrían que meterle más dinero a la empresa o vincular un socio inversionista que les ayude a sostenerse a pérdida cinco años más, mientras el sistema empieza a ser rentable. Pero lo primero no es posible porque como dice Grisales "somos una montonera de pobres que nos metimos a hacer empresa y nuestros accionistas no tienen músculo financiero".

Y lo segundo (el socio capitalista) tampoco, porque el contrato de concesión no lo permite hasta dentro de ocho años.

Por eso Unimetro tiene un retraso de dos meses en el pago de la seguridad social de sus empleados y tampoco está al día en los salarios de los 212 conductores.

Asimismo, no le quedan recursos para hacerle adecuado mantenimiento a sus buses. De los 99 vehículos que tienen, sólo 75 trabajan regularmente, porque los otros están varados, ya que no hay recursos para hacerles mantenimiento. Incluso ya hay líos con el combustible porque no se los están fiando, dijo una fuente enterada. Y ese es un gasto del orden de $450 millones mensuales.

Lo peor de todo dentro de ese panorama financiero es que debido al incumplimiento en la operación Metrocali le ha impuesto tres multas a Unimetro que suman $2.993 millones. Y, si se le descuenta de los ingresos quincenales que le corresponden por su operación en el MÍO no le quedaría mayor cosa para trabajar. "Eso sería la caducidad del contrato", reconoce Grisales.

Como si fuera poco, Metrocali determinó iniciar el proceso de cancelación de certificados de operación de 25 vehículos de la compañía.

Por eso, el alcalde Jorge Iván Ospina sentenció esta semana que "Metrocali debe hacer un acucioso seguimiento de esta empresa y si sigue fallando nos tocaría prescindir de la concesión con ellos, porque pondría en peligro el desarrollo de nuestro sistema".

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