Dignidad para la ciencia



Guillermo Guevara Pardo, Bogotá, agosto de 2015

Tras más de veinte años de gobiernos que aplicaron obedientemente la receta neoliberal formulada desde Washington, el país es testigo de como sus aparatos agropecuario, industrial y cultural se han resentido de manera grave. Son muchas las industrias que cerraron sus puertas, la mayor parte de la comida que consumen los colombianos se importa desde otras tierras y la cultura sufre las inclemencias del abandono oficial. Las consecuencias económicas y sociales de estas políticas son catastróficas: menoscabo de la soberanía nacional, desempleo rampante, aumento escandaloso de la informalidad laboral y de la pobreza, delicados ecosistemas gravemente contaminados, pérdida de la identidad cultural, salud y educación en pésimas condiciones, atraso científico y tecnológico, etcétera.

Como una muestra más del carácter antidemocrático y reaccionario del gobierno de Juan Manuel Santos y su intención de seguir adaptando la Nación a los intereses económicos de las potencias del orbe, ahora pretende hacerle un recorte significativo al presupuesto destinado a Colciencias para la vigencia de 2016. El ente oficial, convertido hoy en un invitado de piedra para decidir sobre las políticas de ciencia y tecnología, recibió este año una inversión (de por sí ya insuficiente) de 337.000 millones de pesos y para el siguiente, el Ministerio de Hacienda en cabeza de Mauricio Cárdenas reconocido defensor de los intereses de la minoría nacional y extranjera que se lucra con las desgracias del país, propone asignarle 270.000 millones, es decir, un 20% menos. ¡Vaya paradoja, eso lo llama el ministro Cárdenas “austeridad inteligente”!

La nefasta pretensión hizo que los directivos de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia (ACAC) emitieran un comunicado a la opinión pública donde expresaron su preocupación por el dramático recorte presupuestal, que indudablemente tendrá consecuencias irreparables para la ciencia nacional. Por su parte, la doctora Dolly Montoya, vicerrectora de Investigación de la Universidad Nacional, ha señalado que el debilitamiento presupuestal de Colciencias afectará la investigación básica, la generación de conocimiento y seguirá condenando a Colombia a ser apenas un consumidor de tecnología. Mientras el Gobierno es cicatero con los dineros para la ciencia, tiene manos dadivosas en el proyecto de Presupuesto Nacional para cumplir puntualmente con los plazos de la deuda externa adquirida con los organismos financieros internacionales que representan principalmente, los intereses de la potencia imperial de las barras y las estrellas. La ACAC ha convocado a investigadores, docentes universitarios y gestores de la ciencia a una asamblea que tienda un puente de diálogo con las autoridades gubernamentales con el fin de evitar el indefendible recorte presupuestal.

La ciencia nacional no puede seguir siendo tratada de tan desconsiderada manera: quienes nos gobiernan invierten en ella solamente el 0,2% del producto interno bruto, mientras que, por ejemplo, Brasil destina el 1,2% y Argentina el 0,6%, lo cual hace que el nuestro sea el país latinoamericano que menos gasta en ciencia y tecnología. Y aún así, Santos tiene el descaro de proclamar a boca llena que Colombia será, en algunos años, la “más educada” de América Latina. ¡Vulgar cañazo de jugador de póquer!

No es posible aspirar al pleno desarrollo económico y social de la sociedad colombiana si no se invierte en ciencia y tecnología. La historia de las naciones más avanzadas del planeta así lo ha demostrado. Los desventajosos tratados de libre comercio, las privatizaciones a rajatabla, la entrega indiscriminada de valiosos recursos naturales, la desprotección estatal a la actividad industrial y agropecuaria y, cuantas medidas de corte neoliberal pone en escena el santismo en el poder, impiden que en Colombia la ciencia y la tecnología tengan un desarrollo por lo menos decente.

El país no resiste más el inmenso daño causado por el gobierno de la mal llamada Unidad Nacional. Para revertir la situación es necesaria la unidad de todos los sectores que estén por defender la producción material y espiritual de la nación colombiana. En esta amplia y democrática unidad también caben la ciencia y sus científicos. En ella no tienen puesto los juanmanueles y su cola de áulicos.

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