Por: Jaider E. Valencia, Profesional en Estudios Políticos
de la Universidad del Valle.
Por estos días el tema del
transporte masivo ha tenido una resonancia en los medios nacionales de
comunicación. El MIO, nombre con el que se adornó el transporte masivo de Cali,
ha venido recibiendo críticas más fuertes a su proceso de implementación. La
más grande de todas se relaciona con la enorme ineficiencia del sistema; la
segunda, con la ligereza y la improvisación con la que se ha implementado el mio;
y la tercera, involucra directamente al mandatario de los Caleños y su Secretario de tránsito.
Sí se evalúa la eficiencia, el MIO
pierde en casi todos los aspectos. El cobro por pasajero se calculó desestimando
el índice de pobreza de la Ciudad que supera de lejos el 40%, por el contrario,
“se estimó que el ingreso promedio de los usuarios del transporte público de la
ciudad equivale a 1,5 salarios mínimos mensuales”. También se calculó que el
promedio de metros que un usuario “está dispuesto a caminar” para llegar a una
estación del sistema es de 500 metros; por su parte, los buses azules redujeron
818.000 kilómetros del millón que se recorrían a diario por parte del sistema
tradicional colectivo; consecuentemente, el promedio de pasajeros que se mueven
por kilómetro es infinitamente más alto que aquellos que se movían por los
antiguos colectivos (razón por la cual los usuarios del MIO viajan como
sardinas enlatadas) Curiosamente en los lugares donde se generan el mayor
número de viajes se construyeron las estaciones más pequeñas del sistema y,
finalmente, las posibilidades que tenían las personas de desplazarse de un
lugar a otro utilizando un variado número de rutas fue remplazado por una única
ruta, casi todas con la obligación de tener que hacer transbordo en
alimentadores.
La ineficiencia del sistema es
una realidad: el pasaje no es barato, no hay variedad de rutas para llegar a
los diferentes destinos (como sucedía en el sistema tradicional), las
estaciones son un caos en horas pico y con ninguna, ninguna ruta “se obtiene un
ahorro de 20 minutos por viaje”.
Un segundo elemento relevante en
el debate sobre el sistema masivo en la ciudad, tiene relación con el asombroso
desconocimiento que, sobre la ciudad, tienen los gobernantes de turno. El
sistema solo fue planificado en dos etapas. La fase 1 con un 50% de
implementación y la fase 2 con el otro 50%. En la primera fase se habló siempre
de un sistema “exclusivo” de carriles por los cuales se moverían los buses
azules.
¿Qué resultó? Los buses no pueden movilizarse a más de 25 kilómetros por hora, deben hacer curiosas filas para poder descender a los pasajeros en las estaciones y ninguno se escapa de la enorme cantidad de semáforos que tiene la ciudad.
Para la segunda fase descubrieron que los compromisos con la banca multilateral eran “que la información e indicadores relacionados con el transporte urbano de la ciudad de Cali debían estar debidamente actualizados”, es decir que solo en la segunda fase se empezaron a utilizar toda clase de estrategias (en su mayoría improvisadas y autoritarias) para sacar al 90% de los buses tradicionales de la ciudad.
¿Qué resultó? Los buses no pueden movilizarse a más de 25 kilómetros por hora, deben hacer curiosas filas para poder descender a los pasajeros en las estaciones y ninguno se escapa de la enorme cantidad de semáforos que tiene la ciudad.
Para la segunda fase descubrieron que los compromisos con la banca multilateral eran “que la información e indicadores relacionados con el transporte urbano de la ciudad de Cali debían estar debidamente actualizados”, es decir que solo en la segunda fase se empezaron a utilizar toda clase de estrategias (en su mayoría improvisadas y autoritarias) para sacar al 90% de los buses tradicionales de la ciudad.
Es en este último aspecto que
salen a la luz las desafortunadas declaraciones del Alcalde Rodrigo Guerrero y
su secretario de tránsito. Uno intenta ser cómico y no escatima en detalles
para burlarse de las criticas que los usuarios diariamente hacen al sistema de
transporte masivo; el otro, identificando que no tenemos un Alcalde serio,
intenta usurpar los roles de su jefe, y con pantalón bien atalajado y gafas
oscuras, hace y deshace con los auxiliares de transito y con uno que otro
bachiller.
Hoy la ciudad amaneció otra vez
hecha un caos. La respuesta del secretario consistió – como siempre– en amenazar a los transportadores que se resisten
a perder sus empleos y acusó de dinosaurios resistentes al cambio a los
usuarios –particularmente los estudiantes– por no saber utilizar el sistema. ¿Hasta
cuando aguantaran los usuarios que sus demandas no tengan eco en nadie?
Jaiderr.blogspot.com
3 comentarios:
Viejo gente como tu es que necesitamos Ojala pudieras hacer que tus declaraciones lleguen lejos, creeme que muchas personas de esta ciudad comparte esto que estas diciendo y estan dispuestos a alzar sus voces. saludos Dios te Bendiga!
Ningun sistema a primeras puede ser perfecto, al ser diseñado por humanos, tiene deficiencias, lo que nos hace diferentes de los animales es la busqueda de soluciones y no enfocarse en los problemas.
Ahora si me creen que el sistema no funciona
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